Yoru lo llevo por los pasillos del templo principal, deteniéndose en una enorme puerta que tenía grabado un fénix, un dragón, una tortuga y un tigre, rodeando a un Kirin (Es como una mezcla de caballo y dragón, lo que es B’T X), abrió la puerta, entrando con el rubio, dentro, se encontraban seis personas, dos de ellas eran mujeres.
-Yoru, me alegra que llegaras –habló una de las mujeres, tenía el cabello largo de color gris con dos mechones de color negro a cada lado del rostro, su cola era del mismo color, sus ojos eran verdes y sus orejas eran puntiagudas, vestía un traje estilo chino, pantalón blanco, camisa de manga larga del mismo color y encima una túnica blanca con un el Kirin bordado en hilo dorado, adornado con una cinta gris, su nombre era Kagura, la youkai lobo.
-¿Quién es tu amigo? –le preguntó un hombre de cabello largo, lacio, de color negro, con algunos mechones blancos y algunas partes en tonalidades azules, amarrado en una trenza, ojos rojos, piel clara, vestía un traje estilo chino, pantalón rojo, camisa del mismo color y arriba una túnica roja oscura casi marrón, con el bordado de el Kirin en hilo dorado, adornada con una cinta gris, tenia una mascara cubriéndole la mitad del rostro, su nombre era Hien el demonio de fuego.
-Él es Naruto Uzumaki, Hien-sama –le respondió el pelinegro.
-¿Es el que encontraron desmayado cerca del templo? –preguntó una mujer de cabello color agua marina, ojos completamente azules (pupila e iris), vestía un traje estilo chino, pantalón azul, camisa de manga larga del mismo color y encima una túnica blanca con una tortuga bordado en hilo dorado, adornado con una cinta blanca, Mizu, la sirena.
-Así es Mizu-sama
-Nos da gusto saber que ya estás bien muchacho –le dijo un chita-humano, vestía de la misma manera que los demás, lo único que cambiaba era el color pues el vestía de café y tenia un tigre bordado, la cinta en su cintura era blanca.
-Permítenos presentarnos –habló el ojirojo –Yo soy Hien y ella –señalando a la peligris –Es mi hermana, Kagura, somos los gobernantes de este reino.
-Yo soy Mizu –dijo la peliazul –Soy la Ama del Agua.
-Yo soy Kuni –hablo el felino –Amo de la Tierra.
-Mi nombre es Kaze, mucho gusto –habló un joven de cabello verde claro, ojos de igual color, poseía dos hermosas alas, vestía un traje estilo chino, pantalón blanco, camisa de manga larga del mismo color y encima una túnica blanca con un dragón bordado en hilo dorado, adornado con una cinta blanca –Yo soy el amo del viento.
-Fuuma –habló un pelirrojo con tonalidades en naranja, amarado en una pequeña coleta baja, piel clara, ojos rojos con la pupila naranja –Amo del fuego.
-Y ya conoces a Yoru –habló el felino –mi descendiente.
-Bueno, suficiente de presentaciones –habló la loba –Naruto-kun, ¿Cómo fue que terminaste en estos territorios? –Kagura, era directa, nada de rodeos, siempre directo al grano –No eres de aquí, eso lo deducimos por las ropas y el olor que tenias cuando te encontramos.
-Yo, vengo de Konoha, una aldea ninja ttebayo.
-Es raro conocer a un hanyou como tú que huele a humano pero tiene una presencia demoníaca pura –aquel comentario hizo que el ojiazul bajara la mirada –Bueno, dos presencias, la otra es humana -rectifico.
-Bueno yo…
-No es necesario que expliques nada, Naruto –le dijo el pelinegro mientras colocaba una mano en el hombro del rubio, regalándole una hermosa sonrisa.
Por un momento ambos se miraban a los ojos, perdiéndose en la inmensidad del otro, se fueron acercando poco a poco, con claras intenciones de besarse.
-Cof, cof -interrumpió el felino aquel lindo momento.
Inmediatamente, Yoru lo soltó, ambos voltearon al lado contrario, con un ligero sonrojo en sus mejillas.
-Parece que el cachorro está madurando –habló el pelirrojo con una media sonrisa dibujada en los labios, ganándose un codazo en las costillas por parte del peliverde.
-Bueno, Naruto-kun –tomó la palabra el ojirojo –Por el momento no podemos regresarte a tu casa.
-¿Por qué no ttebayo?
-Verás, tú vienes del Ningenkai, es decir, el mundo humano, en este momento nos encontramos en el Makai o mundo demoníaco, en la parte mas recóndito de este, para se exactos –explico Hien –Los portales entre tu mundo y el nuestro son difíciles de encontrar o abrir, para ello se necesita una gran cantidad de energía…
-Sin embargo, es aun más complicado en este reino –concluyo Kagura
-¿Por qué?
-Veras, fuera de este país, la atmósfera del Makai es venenosa para los humanos –tomó la palabra Mizu –Aquí, están protegidos por el poder de los antiguos maestros y de una reliquia poderosa, dicha protección limita el uso de portales.
-¿Entonces me quedaré aquí para siempre? –preguntó deprimido, no quería quedarse en ese mundo, quería regresar a Konoha, con sus amigos, con…
-Solo por una temporada –le respondió Hien.
-Hasta que el portal se abra –dijo Kagura –Creo que serán a cinco o seis meses, ¿No es así, hermano?
-Más o menos, si –le respondió el aludido –Mientras tanto, siéntete como en tu casa.
-Yoru será tu guía, ¿Estas de acuerdo, Yoru?
-Si, Kagura-sama –respondió el aludido con una sonrisa.
-En ese caso –habló Hien –Yoru, quedas relevado de la mayor parte de tus deberes –le dijo –Por el momento tus responsabilidades se limitaran al cuidado de Naruto-kun –el hanyou asintió, sonriendo, pues la idea de estar con el rubio le fascinaba.
-Bien, puedes retirarte Yoru –dijo la loba –Cuida bien del chico
-Hai
-No seas muy rudo con el Yoru –le dijo el pelirrojo –Se tierno, que se ve que será su primera ves –Aquel comentario hizo sonrojar al aludido.
-Deja de molestar a Yoru-kun –lo regañó Kaze.
-¿Acaso estás celoso, cerebro de pájaro?
-¿Celoso? ¿De quién? ¿De un intento barato de casanova como tu?
Los cuatro suspiraron pesadamente, y es que las peleas entre esos dos eran tan comunes como molestas.
-Ya pueden irse, Yoru, Naruto-kun
-Pero, Kagura-sama… -Intentó protestar el felino, pero la mirada asesina de la loba lo hizo tragarse sus palabras –Ok, me callo.
-Ya pueden irse –les dijo Kagura.
-Con su permiso –Yoru hizo una reverencia para luego salir de la habitación con Naruto.
-Kagura-sama, ¿Por qué le ordenó a Yoru que se encargara de ese humano? –preguntó Kuni en tono de molestia.
-No necesito explicarte la razón –le dijo la loba tajante –Ya tienen sus labores, pueden retirarse.
Los amos asintieron para luego salir de la habitación dejando a los dos hermanos.
-¿Sucede algo hermana? –le pregunto Hien una vez se quedaron solos
-Nada, es solo que la presencia demoníaca que el rubio tiene es igual que la de ese zorro
-Si, es extraño –admitió –Pero seguramente hay una explicación para eso
-Entonces le preguntare a Naruto-kun.
-No lo hagas.
-¿Por qué no?
-¿No viste la mirada de Naruto-kun cuando lo mencionaste?
-Si, parecía como si tuviera una mezcla de tristeza y temor.
-Así es –la loba suspiró pesadamente.
-Conociendo a los ningens… La vida de Naruto-kun no debió haber sido nada fácil.
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Naruto ya tenáa algunas semanas en ese templo, no podía negarlo, aquellas semanas habían sido de las mas felices en su vida, todos lo trataban como si siempre hubiera sido parte de ellos, por primera vez sentía que tenia una familia, se sentía querido, en especial cuando estaba con Yoru, aun así no podía evitar pensar en...
-Naruto, ¿Qué sucede? –le preguntó Yoru en tono preocupado
-No sucede nada dattebayo.
-¿Extrañas a tu pareja? – aquella pregunta le causó un furioso sonrojo al rubio, el pelinegro sonrió con melancolía –Él o ella, deben ser la persona más afortunada en los tres mundos.
-Yoru...
-No te preocupes Naruto, pronto podrás regresar con esa persona
-Yoru...
-¿Quieres ir a dar un paseo por los jardines?
-Claro que si ttebayo.
-Vamos –El pelinegro lo tomó de la mano y así se fueron a los enormes jardines del templo.
Los jardines eran hermosos, había flores nunca antes vistas por los ojos de los humanos, tan coloridas y bellas, aunque algunas podían llegar a ser mortales, en medio de los jardines, existía una estatua de un ángel, su cabello era largo, su pecho, vestía una túnica larga con un escote algo revelador, sus manos estaban juntas, como si orara.
Naruto se quedó mirando la estatua, maravillado con la belleza y el aura maternal que parecía despedir.
-Su nombre era Hisui –le dijo Yoru –Ella fue la quinta gobernante, gracias a ella es que los ningens y Hanyous podemos vivir aquí, la conocían como la madre, porque decía que todos los habitantes de este reino, eran sus hijos y los cuidaba como tal.
-Es muy hermosa ttebayo.
-No más que tú –dijo el pelinegro sin darse cuenta, haciendo sonrojar al rubio –Eh… Yo…
-¡¡Naru-niichan!! –gritó una voz chillona y al segundo siguiente, Naruto se encontraba en el suelo con una joven encima suyo.
-Mizuno, ¿Podrías levantarte? –le pidió amablemente el pelinegro, aunque con un tono de celos que solo fue captado por la chica.
Era una joven, aparentaba tener unos 12 años de edad de cabello azul claro, ojos azul marino, cola y orejas como de pez de color azul, piel clara, vestía un pequeño Kimono de color azul claro que le llegaba más arriba de las rodillas, la cinta en su cintura era de color azul y algo bajita.
-Gomen nasai, Naru-niichan –Mizuno era la heredera de la ama del agua, una niña, si es que a sus 200 años aún se le podía considerar así, hiperactiva, mucho más de lo que había sido Naruto en su juventud, podría decirse que la chica era como un río desbordado.
-¿A que has venido Mizuno? –le preguntó Yoru.
-Solo vine a saludar, Yoru-niisan –le respondió la chica.
-¿No tienes entrenamiento con Mizu-sama y las demás?
-Hai, pero aún es muy temprano –le respondió con una sonrisa en los labios –Ne, ne, Naru-niichan, ¿No quieres ir al lago a nadar? –le preguntó mientras su cola se movía de un lado a otro.
Naruto miró al pelinegro como esperando la respuesta del mayor.
-Mizuno, ya casi será invierno y el agua del lago debe estar muy fría, tú por ser un demonio del agua puedes soportarlo, pero Naruto y yo no podemos.
-Es verdad –las orejas de la chica bajaron, como las orejas de un animal cuando está triste.
-Pero cuando sea primavera iremos –le aseguró Naruto.
-¿Lo dices enserio Naru-niichan?
-Hai
-¡Si! – la chica empezó a dar saltitos alrededor del rubio –Bueno, entonces me voy, Yoru-niisan, no le hagas cosas pervertidas a Naru-niichan –aquel comentario hizo sonrojar a los dos aludidos –Sayonara –dijo para luego irse.
Naruto miró a la peliazul alejarse, era increíble que esa niña tuviera 200 años de edad, miró de reojo al pelinegro, preguntándose la edad de este.
-Yoru –lo llamó.
-¿Si Naruto?
-Bueno, yo, ¿Cuántos años tienes ttebayo? –le preguntó sonrojado y juntando los dedos al puro estilo, Hinata.
-Bueno, pues tengo 60 años –le respondió.
¡¿60?! Pero si parecía tener 20 años, la misma edad con la que contaba el en esos momentos, pero luego recordó que los demonios poseían vidas muy largas, era natural que el pelinegro, teniendo sangre de uno, se viera tan joven a pesar de su edad.
-¿Sucede algo? –Naruto negó enérgicamente con la cabeza -¿Estas sorprendido por mi edad?
-Hai –admitió apena –Yo pensaba que tenias mi misma edad ttebayo.
-La vida de un youkai es sumamente larga, casi eterna, comparada a la de un humano –le comento –La vida de un Hanyou no es mas larga que la de un humano pero no tanta como la de un youkai.
Naruto lo miró con preocupación, ya que el semblante del bicolor se volvió triste, como si recordara algo amargo de su pasado.
-¿Te sucede algo ttebayo?
-Gomen nasai, solo recordé algo deprimente –le sonrío –Siento haberte preocupado.
-¿Qué recordaste?
-Lo mucho que los de mi clase sufren –el rubio lo miró sin entender –Los Hanyous son despreciados por youkais y ningens puros, para la mayoría de ellos somos basura, escoria, manchas en la pureza se sus razas.
Naruto lo miro con comprensión, sabía lo que se sentía ser rechazado por ser diferente a los demás.
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Naruto se levantó como todos los días, esa mañana en especial era muy ria, signo seguro de que el invierno estaba a la vuelta, ese día Yoru no estaría con él, pues el Hanyou había salido del templo con el felino, al igual que los demás amos y Mizuno.
Salió de su habitación para dirigirse al comedor, tan pronto como entró los que ahí se encontraban, lo saludaban y trataban como si el rubio siempre hubiera sido uno de ellos.
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Mientras tanto, en Konoha, los amigos de Naruto estaban desesperados por no saber el paradero del rubio, hacía más de tres meses que el Uzumaki debía haber regresado de la misión ANBU a la que fue enviado, aquella misión había sido un éxito, pero algo le había sucedido al rubio de regreso a Konoha.
-¿Tienen alguna noticia de él? –le pregunto Tsunade a Shizune.
-No Tsunade-sama –le respondió la más joven con melancolía.
Desde la desaparición del portador del Kyuubi, Tsunade, la Godaime se había sumido en una depresión absoluta, no apostaba, no tomaba Sake, nada, tan solo se limitaba a buscar a su preciado niño, hasta por debajo de las piedras.
-¿Dónde puede estar? –se preguntó la voluptuosa mujer al borde del llanto.
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-Ah, Naru-chan –lo llamó un mujer anciana, tenia dos cuerdos en la frente que se curvaban en su cabeza haciéndolos parecer un casco (como los cuerdos de las cabras monteses), su piel era de un tono rojizo y su pelo era negro al igual que su ojos, la anciana mujer era una de las encargadas de preparar los alimentos de todos los habitantes de aquel enorme lugar.
-Hohayo Akemi-obachan ttebayo –la saludó el rubio.
-Jejeje, veo que amaneciste con muchas energías, como siempre –la anciana le dedicó una sonrisa –Dime, ¿Qué quieres desayunar?
-¡Ramen ttebayo! –la mujer ahogó una risita.
-Tú solo comes ramen –le dijo una chica de cabello violeta, sus ojos eran alargados y completamente negros, de su espalda sobresalían dos alas coloridas como de mariposa, tenia unas antenas en su frente como las de un insecto -¿No te cansas de comer solo eso?
-Claro que no Amaki-neechan, el ramen es lo mejor ttebayo –ambas mujeres sonrieron.
-Está bien, está bien –dijo Amaki –Te daré tu preciado ramen.
-Arigato neechan –la youkia le sonrío para luego entrar a la cocina por el dichoso ramen del rubio.